sábado, 12 de octubre de 2013

Fue toda una sorpresa para ella encontrarse allí. En esa oscuridad tan llena de desesperación y de dolor. Nunca se había encontrado en una situación así. Su cuerpo nunca había sentido el dolor de esta manera tan intensa. Su piel nunca había estado tan fría y tan caliente a la vez. Sus ojos nunca derramaron tantas lágrimas ni tantas desgracias. 

Esas manos dulces que ella tenía temblaban como si se fuese a acabar su vida. Como si su circulación quisiera estallar. Su cerebro estaba totalmente impactado por esta nueva situación, no podía creerse que esto le hubiese sucedido a ella. No quería aceptar que ahora nada sería igual, que a partir de ese momento absolutamente todo iba a cambiar.

Y su corazón. Bueno, que decir de él. Su corazón estaba al borde de la soledad, de la histeria, de la muerte. Siempre fue fuerte, nunca se le rompió, pero con este golpe, su corazón no pudo soportarlo más. Las palpitaciones estaban descontroladas, ella pensó que iba a morir. Y en el fondo así fue. Ella no murió, pero su corazón se deshizo entre latidos y lágrimas. Ya nunca más volvió a funcionar, nunca más pudo amar.

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