Necesito
que venga el sol y que me descongele el corazón.
Que
venga y que me quite todo este frío de adentro. Que se lo lleve para
siempre.
Que
ya no soporto todos esos escalofríos que me entran cada vez que lo
recuerdo, todo ese hielo que se acumula en mi pecho.
Es
difícil vivir en un frío eterno, es difícil y duele, no te
imaginas cuánto duele.
Es
cómo vivir con una máscara, una máscara eterna. No te la puedes
quitar por mucho que lo intentes, y a veces simplemente te duele
seguir llevándola. Te duele saber que nadie es capaz de ver lo que
realmente sientes por culpa de ésta. Y sobre todo, te duele el
simple echo de no poder ser tú misma, de no poder ser la persona que
eras antes.
Y
ahora, que el invierno se ha acabado, yo ya me he cansado de tener el
frío calado en los sentimientos. Me he cansado de tener el corazón
de hielo.
Y
necesito al sol, le necesito a él y a su calor.
Necesito
que me descongele los sentimientos y el pecho a base de besos de
fuego.
Y
sobretodo, necesito que me quite la máscara. Y así, volver a ser la
misma chica de antes, la que tenía fuego en la sangre y no el pasado
congelado en el cuerpo.