sábado, 14 de septiembre de 2013

Esa noche entre sábanas blancas, llena de caricias falsas. De besos amargos con el diablo entre sus manos. Su respiración en mi nuca mientras mi corazón se desnuda. Ese dulce aroma tan ardiente cómo su infierno, como sus demonios. Boca contra boca, sonrisa diabólica. Abrazos que se derrumban a pedazos. Labios que poco a poco me comen el alma. Todo eso y mucho más pasó aquella noche que todo cambió. La noche en la que el león devoró al cordero. Matando con aquel fuego, que desprendía de su pecho, su alma y su cuerpo. Esa noche en la que el cordero se convirtió en el mismísimo infierno.


viernes, 6 de septiembre de 2013

Hoy me siento bien. Es el primer día en mucho tiempo en el que no hay rastro de tristeza en mis ojos. En el que en mi garganta no hay cientos de nudos ahogados. El primer día que soy capaz de sonreír con la simple tontería de mirar al techo. ¿Y queréis saber que es lo mejor de todo? Que esta sonrisa, este brillo en los ojos, es gracias a mi. No sonrío por nadie, ni por nada en especial.  Necesitaba dejar todas las mierdas del pasado atrás, aunque fuese por un día. Me hacía falta sonreír un poco y mandarle un gran que te jodan a la vida. Dejarle claro que, aunque sólo sea por hoy, mando yo. Y voy a ser feliz y a sonreír.
Simplemente por mi, porque me apetecía. Por que me daba la gana. Porque nadie se merece que desaproveche mi sonrisa con él. Pero sobre todo, porque me he cansado de tener los ojos llenos de esa tristeza. Hoy, van a brillar casi tanto como las estrellas.

martes, 3 de septiembre de 2013

Desearía que me escuchase más. Que me tuviera presente a la hora de tomar esas importantes decisiones. Que a la hora de pensar en hacer algo divertido, pensara en mi. Me gustaría que se plantease durante horas si saludarme o no. Que al pasar por aquel lugar que fue nuestro, sus labios formasen una pequeña sonrisa al recordarlo. También me gustaría que volviera a ser la primera y la última persona con la que hablase a lo largo del día, cómo antes.
Aún sonrío al recordar todos los momentos, las largas conversaciones, las caricias suaves, los dulces besos... Sé que tarde o temprano acabaré olvidando y aceptando que todo eso se ha acabado, pero de momento, me gustaría que los recuerdos de aquella noche se repitiesen una y otra vez en su cabeza. Que al cerrar los ojos volviese a notar ese primer beso, de la misma manera que yo.
Desearía que cada noche me extrañase entre sus sábanas, que le faltase mi calor y mi presencia. Y que se despertase cada día anhelando ese dulce beso de buenos días.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Un aplauso por esa persona que te hace daño. Esa persona que llega a tu vida para fingir que le interesas. Para hacerte creer que de verdad le importas. Cuando lo que realmente quiere es destrozarte. Destrozar toda tu vida. Poner tu mundo patas arriba y descolocarte todos los sentimientos. Mezclar tu alegría con tu tristeza, hacer que la rabia y la risa se cojan de la mano.
Esa persona que una vez te hizo sonreír para inundar tu alma de lágrimas un tiempo después. Esa misma persona que nosotros decidimos dejar entrar en nuestra vida.
Sabemos que para nosotros la culpable de todo el daño que tenemos dentro es esa persona, pero, en parte la culpa también es nuestra, por no darnos cuenta de que esa persona no se merecía ni una mísera mirada.
Así que un aplauso para esa persona, pero un aplauso en toda la cara. Que con un poco de suerte, conseguiremos que le duela.

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