domingo, 13 de abril de 2014

Necesito que venga el sol y que me descongele el corazón.
Que venga y que me quite todo este frío de adentro. Que se lo lleve para siempre.

Que ya no soporto todos esos escalofríos que me entran cada vez que lo recuerdo, todo ese hielo que se acumula en mi pecho.
Es difícil vivir en un frío eterno, es difícil y duele, no te imaginas cuánto duele.

Es cómo vivir con una máscara, una máscara eterna. No te la puedes quitar por mucho que lo intentes, y a veces simplemente te duele seguir llevándola. Te duele saber que nadie es capaz de ver lo que realmente sientes por culpa de ésta. Y sobre todo, te duele el simple echo de no poder ser tú misma, de no poder ser la persona que eras antes.

Y ahora, que el invierno se ha acabado, yo ya me he cansado de tener el frío calado en los sentimientos. Me he cansado de tener el corazón de hielo.
Y necesito al sol, le necesito a él y a su calor.
Necesito que me descongele los sentimientos y el pecho a base de besos de fuego.


Y sobretodo, necesito que me quite la máscara. Y así, volver a ser la misma chica de antes, la que tenía fuego en la sangre y no el pasado congelado en el cuerpo.



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