domingo, 6 de octubre de 2013

No tengo su pelo. Ni sus ojos azules. Ni siquiera tengo esa sonrisa suya. Tampoco tendré esa habilidad para hacer que la gente se gire para verme pasar. Y sobre todo, me falta esa alegría. 
Pero yo soy una persona que sabe lo que quiere. Que he madurado a causa de los golpes y de los errores. Mis ojos no serán azules como los suyos, pero una mirada mía jamás podrá mentirte. Mi sonrisa no estará siempre ahí, pero siempre aparece cuando pienso en ti. La gente no se girará al verme pasar, pero nunca me interesó ser el centro de atención. 
Puede que ella sea mejor que yo, o puede que no. Lo único que sé es que, ella, jamás va a sentir por ti todo lo que yo sentí. Ella no va a besarte de la misma manera que yo. Sus manos no te acariciaran la nuca con tanta tranquilidad como yo. Y sus ojos nunca te mirarán como lo hacía yo.
Pero quédate tranquilo, que tú puedes elegirla a ella.
Esa es la gran diferencia entre nosotras, que yo se aceptar un no. Sé cuando hay que rendirse finalmente, sé cuando estoy de más en la vida de alguien. 




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