martes, 24 de diciembre de 2013

Que el insomnio y tu recuerdo no me dejan dormir. Y aquí me hallo, una fría noche de invierno. Pensando en las mil maneras de olvidarte y encontrado mil y una para recordarte.
Porque supongo que soy así de idiota. Porque intento conducir mi corazón lo más lejos de ti, pero el verde de tus ojos me distrae y me saca de mi camino. Y me lleva de vuelta a tu recuerdo, a tu ausencia.
Y ya no sé si eso me duele o me calma. Llevo demasiado tiempo con el recuerdo de tu pasado, con el simple recuerdo de lo que fuimos. Tanto tiempo que ya no sé distinguir la realidad de la fantasía. Y es que, ya no sé si me quieres o si me hieres.

Todo es muy confuso. Incluso para mi. Incluso para mi corazón a prueba de golpes.
Y probablemente pensarás "¿A prueba de golpes? Si tú siempre has sido débil". Y no te lo niego, tienes toda la razón. Pero, ¿sabes que pasa?, que cuando un corazón tan débil y tan frágil cómo el mío se lleva mil y un golpes contra el mismo muro, crea una coraza. No es una coraza que cure los golpes, ojalá pudiese crear eso para curarme de ti. Es una coraza que solo me protege contra ti. Crea una imagen en mi cabeza. La imagen de que siempre me vas a decepcionar, a dañar. Y cómo mi frágil corazón ya se lo esperaba, el golpe es menos golpe.
Y así es cómo consigo sobrevivir, con una coraza en el corazón, que lo único que hace es acostumbrarse a ti.

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