miércoles, 4 de diciembre de 2013

No te imaginas lo mucho que me gustaría irme a cualquier otra parte. Poder empezar de cero, sin nada de lo que arrepentirse. Sin tener ese maldito recuerdo tuyo pegado a mi pecho. Sin tener miedo de que llegue el día en que tu mirada y la mía se vuelvan a encontrar. 
Porque en el fondo es así, me da miedo. Me da miedo verte y darme cuenta de que aún me importas. No sé si seré capaz de seguir adelante tras otro golpe. No puedo soportar otra sonrisa falsa contra el filo de mi boca. 
Por eso necesito irme a otra parte. Porque te he odiado y te he amado, pero aún no sé que parte es más fuerte. Amor y odio. Dolor y alegría. Ambas van cogidas de la mano. 
Y es que ambos sabemos que lo nuestro fue en vano, no sirvió para nada. Lo único bueno que hubo entre nosotros se quedó entre aquellas sábanas, entre aquellas ventanas. 
Excepto para mi, para mi no se quedó entre aquellas paredes blancas. Se quedó en mi mente, en mi cuerpo, en mi sangre. Se quedó en mi. Y sigue reviviendo los momentos cada día, cada noche.
Y cada noche me digo a mi misma que debo escapar y dejarlo todo atrás, cada noche intento huir de tu recuerdo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Número de visitas

Archivo del blog